viernes, 15 de noviembre de 2013

Soñando a 42.2 kmph (I)

Todos los genios odiaban la escuela. Todos los genios fueron capaces de hacer algo diferente al resto. Todos los genios fueron tachados de locos al principio. Todos los genios fueron capaces de ver algo más allá que los demás, o de darle una utilidad diferente. Yo no soy, ni mucho menos, un genio, ni un erudito, ni me lo creo, pero ocasionalmente doy vueltas en la cama intentando ver algo que otros no vieron o que vieron pero ignoraron.

Leer artículos. Utilizar la lógica fuera de los estándares marcados, mezclando lo que sabes y la propia experimentación, las sensaciones subjetivas y el contacto permanente con el deportista, valorar su estado fisiológico y psicológico. ¿No es tan complicado no? Pues parece que ser profesional en este sentido cuesta y se sobrevalora, como si el rendimiento no dependiera del deportista sino del entrenador. 

El coco suma o resta. O bloquea y te deja pasmado. Ansiedad somática y cognitiva, pensamientos positivos o negativos que son capaces de llevar volando a hacer una MMP o dejar tirado en una cuneta. 

Pero el coco no hace milagros. Primero tiramos de fisiología y después de psicología. Si conseguimos combinar esos dos factores podemos hacer maravillas. No somos capaces de sufrir entrenando si no tenemos esa percepción a nivel psicológico, percatarnos de la importancia de la intensidad para un esfuerzo competitivo de más de 2h30' (llamémoslo, en este caso, Maratón). 

El planteamiento clásico de la preparación de esta prueba ha sido hacer kilómetros y kilómetros y kilómetros y kilómetros... ¿Realmente necesarios? Sólo en parte. 

Cada etapa tiene un objetivo y cada objetivos un patrón de entrenamiento u "objetivo fisiológico", pero hay algo constante en esas etapas que la mayoría olvidan trabajar: la fuerza y el trabajo de estabilizadores de tronco (core). 

Últimamente parece que hemos dado un paso hacia adelante con el primer punto, aunque no todos los entrenadores piensan igual, y lo rescinden a periodos concretos del año por considerarlo contraproducente con el trabajo de resistencia. Ni mucho menos. El trabajo de fuerza se mantiene durante todo el año y toda la preparación. Una mayor FDM nos otorgará la posibilidad de mantener una F-R (niveles de fuerza mucho menores; si soy más fuerte, un nivel de fuerza del 50% me costará mucho menos mantenerlo que si soy menos fuerte) durante más tiempo, lo que nos lleva al trabajo de FMáx continuo o casi continuo (en este punto tendríamos que pensar qué tipo de periodización de la fuerza pretendemos llevar, si lineal o no lineal). ¿Por qué? Por su efecto sobre la Re (Running Economy, o Economía de Carrera) demostrado con diversos estudios, entre los cuáles recuerdo el primero que llegó a mis manos en clase de Fisiología del Ejercicio II de Häkkinen y Pavolinen con un estudio sobre una prueba de 5km. 

En el segundo punto sigue habiendo discrepancias. De nuevo se infravalora el trabajo de estabilizadores de tronco como factores de la Re. Un mayor control postural nos permitirá que las fuerzas mecánicas se transmitan mejor además de prevenir lesiones lumbares. 

Dejando a un lado estos dos puntos sobre los que baso cualquier tipo de preparación, bien sea de multideportes o de uno solo, el principal problema que se nos plantea es el volumen. Para correr una maratón los élites mundiales llegan a realizar hasta 230km semanales como semana pico y 183km de media semanal (Stellingwerf, 2012). Pero si nuestro corredor es popular, ¿tendrá tiempo y adaptaciones morfológicas suficientes para acomenter semejante volumen? 

Primero tendríamos que fijar cuál es su objetivo (¿acabar? ¿bajar de 3h?) y en función de ello y a la capacidad del sujeto planificar los entrenamientos. ¿Para un corredor popular sería necesario tanto volumen? Desde mi punto de vista, no. Demasiado arriesgado y demasiado lesivo... 

- Y en este punto es cuando empezó mi mente a darle vueltas al asunto... - 

Hecha esta introducción y reflexión inicial, voy a ir desgranando por encima algunos de los puntos que he llevado durante la preparación de Pepe Muñoz para la Maratón de Valencia el próximo domingo y que remataré en otro post posterior a éste. 

El punto inicial fue en octubre de 2012 cuando por primera vez empezamos a entrenar. Ha sido un año largo de adaptaciones con diferentes retos y situaciones, desde carreras populares pasando por duatlones hasta los trails de montaña que se fijaron como objetivo primario.

Sin embargo, después de su debut en Media Maratón en Madrid con 1h17', Pepe decidió preparar la Maratón de Valencia. Palabras mayores para alguien al que "no le gustaba correr"

No nos engañemos, no he hecho de un percherón un caballo de carreras. Simplemente hemos encontrado un deporte o un terreno en el que él se desenvuelve mejor porque las velocidades no son tan exigentes como otros y donde la FDM se erige como factor predominante frente a la ligereza y la máxima velocidad media. 

Así pues el reto era considerable: 20 semanas para preparar una maratón después de un descanso de 15 días y otras dos semanas de mera (re)adaptación fisiológica al ejercicio. 

Seguimos mimando los pilares básicos: fuerza, core y descanso. Para entrenar fuerte es necesario descansar, para rendir compitiendo es necesario descansar y a nivel psicológico, ¿sabéis lo que es imprescindible? ¡Pues sí! DESCANSAR. 

Si dijera que el camino hasta aquí ha sido fácil mentiría, mano derecha y mano izquierda alternativamente, aunque a veces eran dos de derecha y una de izquierda. 

Algunas pistas sobre el entrenamiento que hemos llevado a cabo y que han formado parte de la preparación para este reto:
  • Trabajo en bicicleta.
  • Trabajo en piscina (sí, sí, natación).
  • Entrenamiento por monte (y competiciones de trails).
  • Entrenamiento continuado de la fuerza por macrociclos (lineal).
  • Competiciones como entrenamiento y con carga fuerte. 
  • Pacing Strategy en las competiciones.
  • Ensayos con entrenamientos largos y avituallamientos
  • Control postural (core). 
  • Ergogenia cuando es estrictamente necesaria.  
  • Modelo de cargas concentradas. 
  • DESCANSO. 

¿Queréis saber más? ¡Habrá que esperar!

¡SUERTE!

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